Somos una familia de apasionados por la cocina, por las flores, los frutos naturales, los sueños de colores y la satisfacción de los logros alcanzados, pero sobre todo somos una familia de apasionados por las celebraciones. Y ese mismo sentir es el que nos ha traído hasta aquí, a construir un lugar que nace en medio de la crisis que asecho el mundo entero y que nos recuerda incesantemente que lo que queda para siempre es la palabra dicha, la sonrisa regalada, el abrazo entregado y ese profundo deseo de dar y recibir junto a los que más queremos.
Por eso nacimos una vez más, como Palermo Campestre, en el corazón de Anapoima donde cada mañana nos inspiramos por el canto de las aves y su vista espectacular de valle infinito iluminado por hilos dorados de sol y sus innumerables sonidos de paz, armonía y amor. Ese amor que vive en estas tierras desde épocas ancestrales; porque cuenta la leyenda que la princesa indígena Hanna de Luchuta y el cacique Poyma se casaron y fundaron con los suyos un pueblo, al cual en testimonio de su amor, le dieron el nombre de Hanna-Poyma y que al finalizar sus días, se postraron a reposar tranquilamente en las montañas del sur y sus siluetas nos muestran la grandeza de la tierra. Al caer el sol, una luna hechiza ilumina los senderos al son de suaves brisas y aromas frutales.
Déjate llevar por la magia de la naturaleza e inspírate a soñar en nuestro bello lugar de encuentro, que desde el momento en que lo pises, también será tuyo y guardará dentro de sí la historia que quieras contar.