Que la vida misma sea celebrada y bendecida gracias a las personas y todo lo que te hace feliz. Nuestra naturaleza es nuestro primer regalo de contemplación y gratitud a la vida.
Porque 30 personas o menos son las suficientes para celebrar, compartir y sentir ese calor humano que aunque pocos son, inundan de gozo el corazón y dan a la cara una sonrisa sostenida.
Han cambiado con los años, pero el brillo de sus ojos por el amor que se tienen sigue intacto. Celebren ese brillo, aguante, y todo lo que han creado con nosotros, acá donde el sol no tiene fin.
La vida es un regalo y en los días grises entendemos que todo lo que nos hace felices es importante celebrarlo. Haz que cada ciclo cumpla su celebración sea un grado, un ascenso, un grito de gozo, ¡celébralo todo!